“No tienes que ser grande para comenzar, pero tienes que comenzar para ser grande”
– Zig Ziglar –
La palabra tiene que ver con movimiento, lo que nos impulsa a la acción. Está asociada al interés y al hecho de atreverse. Puede definirse como “la voluntad que estimula a hacer un esfuerzo con el propósito de alcanzar ciertas metas”. La motivación surge como resultado de la interacción del individuo con las circunstancias; existirá tanta motivación como importancia le conceda la persona a la situación. Puede variar según sea el contexto particular en la que se encuentra y al interior de los mismos individuos en momentos diferentes.
Implica la existencia de alguna necesidad o estado de carencia percibido; cuando ésta es estimulada, se convierte en un motivo que hace posible la acción para satisfacerla. Cuando las necesidades se dirigen a objetos específicos, son deseos. Un ejemplo de necesidad es tener hambre y el deseo, puede ser comer algo en particular.
“Siempre es temprano para rendirse”.
- Norman Vincent Peale -
Existen diversas clases de motivos que impulsan a la acción: racionales, emocionales, egocéntricos, altruistas, de atracción o de rechazo, según sea la clasificación. También externos como recompensas y reconocimientos, o internos, como curiosidad intelectual, realización personal, alegría de la experiencia, sentido de logro y de autorrealización.
Los internos, son los que hacen que una persona se mantenga motivada a trabajar aun cuando tenga obstáculos, que se involucre en lo que hace y que le ponga todo el empeño necesario, no limitándose a cumplir los mínimos requeridos para obtener la recompensa. Los externos, generan insatisfacción si no se presentan, pero no son suficientes para conducir a la acción.
Esta diferencia se puede ver claramente en la circunstancia en la que una persona cambia de trabajo a uno donde le pagan menos, pero está más feliz o al revés, alguien que está muy desmotivado en el trabajo, es posible que al ofrecerle más dinero, igual no se quede porque se siente desmotivado.
Algunos autores llegan a afirmar que existe un principio muy simple para entender la motivación: nos acercamos a lo que nos hace sentir bien y nos alejamos de lo que nos hace sentir mal; buscamos ya sea obtener placer o evitar sufrimiento.
Es muy útil, estar revisando continuamente nuestras motivaciones.
Lucy Roldán Palacio
Psicóloga, M. D.
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